La quimica del amor es menos seductora que la diversidad de matices con las que los poetas te hayan podido deleitar. Parece que la razón de enamorarte de alguien viene enmarcada, consciente e inconscientemente, por vivencias infantiles, cuando se crean mapas mentales desde asociaciones con personas determinantes en tu vida.

Hace 13 años se estudia al amor como proceso bioquímico iniciado en la corteza cerebral pasando a las neuronas y al sistema endocrino, generando respuestas fisiológicas intensas. El enamoramiento acontece cuando se produce FENILETILAMINA en el cerebro, secretando dopamina (neurotransmisor responsable de los deseos y placer), norepinefrina y oxiticina (mensajero químico del deseo sexual, además de estimular contracciones uterinas y producir leche)… entonces los neurotransmisores dan paso a los arrebatos sentimentales.

La química del amor se visualiza en la cascada de reacciones eléctricas emocionales con descargas neuronales y en la química de las hormonas y demás sustancias participantes. Integrándose el sistema nervioso, hipotálamo, glándulas suprarrenales, acelerados latidos del corazón, alta presión sistólica, liberación de grasas y azúcares y generación de glóbulos rojos.

Se puede calificar al amor como una “enfermedad” vertiginosa que cursa una fase de enamoramiento frenético e irracional y la del amor seguro y racional con pasión modificada en función de momentos de intimidad, nutrientes de la pareja.